Política y mercado

Algunas semejanzas
Por gerardo figueroa g*


Es y ha sido parte fundamental de nuestra línea editorial no tocar temas políticos. Hemos tenido que hacer grandes esfuerzos para no traicionar lo que nos proponemos con Pasoblogado, hablar de comunicación para los negocios. Pero desde el momento en que el accionar político de quienes gobiernan y hacen oposición afecta directamente al mercado, me siento con derecho a hablar del tema, en absoluta defensa de mis intereses de mercado, que no son otra cosa que querer un país con mejores ciudadanos, incluidos los políticos. Hablo de gente mejor alimentada, más sana, mejor instruida, con mejor capacidad de discernimiento, más exigente y con una mejor capacidad de consumo por un lado y de profesionales del mejor nivel en cada una de las instancias del gobierno y del sector público por el otro.

¿Política? no gracias paso
Sin embargo, la apatía de muchos, la indiferencia de otros y la desesperación de cientos de miles, hacen que en cada elección, esta peligrosa mezcla de actitudes hacia la política, termine llenando los principales puestos del gobierno y el Estado con los individuos menos adecuados: políticos y mediocres, salvo las 2 ó 3 excepciones que confirman la regla.

Políticos y productos
Los políticos son parecidos a cualquier otro producto o servicio que compite en un mercado. Sin embargo, su proceso de mercadeo es mucho más parecido al de los servicios, pues cuando votamos por un político pagamos/compramos un resultado a futuro, como cuando pagamos/compramos a una administradora de fondos de pensiones o compañía de seguros. La gran diferencia es que cuando nos damos cuenta que la administradora de fondos de pensiones o la compañía de seguros no funciona, las cambiamos y se acabó el asunto; mientras que, a los políticos tenemos que aguantarlos por años pagándoles un sueldo además de los millonarios costos de sus incompetencias.

Electores y consumidores
Los electores son a su vez como cualquier consumidor o usuario: compran con su voto la expectativa del cumplimento de una o más promesas -entendemos el voto como el pago por adelantado por un servicio a futuro-.
Elegimos al que nos parece ser “el mejor candidato” y efectivamente puede que lo sea. Lo que no entendemos todavía la mayoría de sociedades es que el mejor candadito a la presidencia, no siempre es el mejor presidente. El problema es que los electores compran candidatos que son profesionales en prometer y seducir, algo muy distinto a estar capacitado y tener credenciales para desempeñar el cargo al que aspiran. Al dejar el papel de candidatos, la mayoría no están preparados para desempeñar eficientemente el puesto para el que fueron elegidos. Por lo general la responsabilidad les queda tremendamente grande. La historia está llena de ejemplos que me dan la razón.

Votar es comprar
Ahí está pues la explicación de la tremenda frustración que experimentan algunas democracias del planeta. Eligen entre papas cuando lo que necesitan en realidad eran camotes, que ni siquiera estaban a la venta. Mientras sigamos eligiendo solamente entre políticos, seguiremos frustrados e insatisfechos.

El marketing políticoEl marketing político es al país, lo que el marketing de servicios al mercado. Lo malo de esto es que “los profesionales de la política” lo han entendido muy bien y cada cinco años vuelven a la carga, más canosos y más flácidas y es el país el que paga la factura debido a nuestras incapacidad de introducir nuevas opciones de elección.

El presidente de la república,
sus ministros y demás son nuestros empleados
elijámoslos como tales

Esto es algo que hemos olvidado todos sin excepción. Recordarlo ayudaría a mejorar la calidad del trabajo de quienes resulten ganadores de las elecciones. Trabajemos para que la mayoría lo entienda, comparta y difunda.
No contratamos a nuestros empleados por su sonrisa, ni por su facilidad de palabra y menos por sus ideas o promesas. Contratamos a la gente por su experiencia y capacidad para el puesto de trabajo.

A la hora de operar a su hijo de cinco años, usted no quiere al doctorcito de ER de Warner Channel. Lo que usted quiere es un doctor con experiencia comprobada que le garantice que su hijo saldrá vivo de la sala de operaciones. Lo mismo sucede cuando contrata un ingeniero, una secretaria, un chofer o un albañil, poco importa su pinta y su floro. Usted quiere experiencia y paga por ella.

Responsabilidad política
y responsabilidad de mercado
Así como cuidamos que un producto o servicio no desacredite la reputación de toda una categoría con malas prácticas o mala calidad, así debemos cuidar que no lleguen a los puestos públicos personas que puedan desacreditar al sistema.
Hemos creado instituciones para custodiar la Banca, la salud pública y para proteger los derechos del consumidor. Mal que bien hacen su trabajo. Ya que no podemos crear una institución para filtrar a los candidatos, pues no sería democrático, tenemos que hacer nosotros el trabajo.
De aquí en adelante no elijamos al próximo alcalde, congresista o presidente por sus promesas. No nos dejemos convencer por sus cantos de sirena. Exijamos experiencia y capacidad de trabajo, evaluemos y elijamos. Tenemos todo para ser un gran país, sólo nos falta convencer a los mejores que vale la pena trabajar por él.
Esto no es política, es responsabilidad de mercado.
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* gfg es socio fundador de f&a, está en el negocio de las comunicaciones corporativas desde 1983. gfigueroa@fbc.com.pe. Ha sido supervisor creativo de JWT Peruana / director creativo de JWT y Ogilvy Ecuador / Consultor internacional del Johns Hopkins Center for Communication para programas de salud reproductiva en Ecuador, Perú, Bolivia y Nicaragua.

2 comentarios:

  1. Lo malo de toda esta información es que no llega a quienes debería llegar, y lamentablemente a veces son los que terminan eligiendo a los gobernantes,pero de todos modos hay que hacer el esfuerzo para difundir este tema a todos los que podamos porque es una realidad

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  2. Creo que la idea es justamente esa, difundir este tipo de mensajes para ayudarnos a reflexionar sobre qué tipo de empleados públicos vamos a contratar. Al fin de cuentas los elegimos nosotros, participando o no de las elecciones.

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