Prensa y relaciones públicas


Medición de resultados, el gran enigma
por gerardo figueroa g*

De un tiempo a esta parte, poco más de 20 años de forma sistematizada, clientes y proveedores trabajan en Prensa, el arte de convertir el trabajo de unos en noticias de valor para otros, ¿con qué fin?
Hacemos prensa porque reconocemos el enorme poder de endoso de los medios cuando logramos que estos se ocupen de nosotros. Porque sabemos que cuando el principal diario, blog o noticiero habla de nuestra marca, empresa o institución su efecto es poderosísimo e inmediato.
La prueba es que cada vez que aparecemos en uno de ellos, suena el teléfono o nos llega un correo electrónico en el que alguien nos comenta el artículo, dice algo de la entrevista o festeja la crónica.
Sin embargo, ésta que se ha convertido en una práctica de uso diario en casi todos los mercados del mundo, tiene en la medición de los resultados su talón de Aquiles.
¿Cómo mide sus resultados de prensa?
La mayoría de quienes invierten tiempo, dinero y esfuerzos en convertir el trabajo de su marca, empresa o institución en noticias, suele medir sus resultados por el número de veces que apareció en los medios, la suma de los centímetros cuadrados, los minutos y los dólares que consiguieron en espacio. Sin embargo estas y otras sumas no son más que eso, cifras que dicen muy poco de lo que se consiguió y lo que es más grave, nada sobre si lo que se consiguió está alineado a la estrategia de posicionamiento.
No reflejan ni una palabra de la calidad de los resultados de su trabajo en prensa.
Si consideramos que muchas empresas ya invierten en un ejecutivo “in house” para tales responsabilidades, que se paga a una agencia de prensa para que envíe información a los medios y gestiones sus vínculos con los periodistas y que, esto es lo más importante, la imagen y reputación de su marca, empresa o institución están de por medio, cabe preguntarse cómo se mide el trabajo de prensa. Sin embargo creemos que más que responder a cómo se mide la prensa hoy en día, es fundamental responder a ¿para qué hacemos prensa? y a partir de estas respuestas diseñar mecanismos que nos permitan medir si estamos alcanzando los objetivos que trazamos.
Se trata de llegar a una medición cualitativa de los resultados. Saber si se dice lo que deseamos, si se hace en el momento propicio, si aparece en los medios apropiados, si lo lee la gente que nos interesa, cuántos de ellos lo leen, escuchan o ven, en fin… es mucho más que sumar, sumar y sumar, por una simple razón: nadie en el mundo lleva un registro de cuantas veces leyó sobre el banco, la marca de auto o el nuevo producto para decidir si lo compra o lo usa; nadie lee los diarios, revistas o blogs centímetro en mano midiendo el tamaño de los artículos y menos cronometrando la duración de las noticias en radio o canales de televisión. Así no se crean las marcas.
¿Por qué hacemos prensa?
  • Porque deseamos que nuestra marca, institución o empresa se adueñe de ciertos atributos en la mente de usuarios o consumidores.
  • Porque deseamos que uno de estos atributos se convierta en sinónimo nuestro.
  • Porque queremos alcanzar a un determinado perfil de personas con cierta frecuencia.
  • Porque deseamos que ciertas líderes de opinión nos tengan como referente.
  • Porque queremos que nuestro nombre esté en boca de aquellos que crean corrientes de opinión.
  • Porque buscamos que otros hablen de nosotros y digan lo que nosotros quisiéramos decir.
La era del análisis cualitativo
Si éstas y otras son las razones que nos llevan a invertir en prensa y relaciones públicas, éstas deberían ser sin duda las variables que debemos medir. Imposible detectar si lo hace bien, regular o mal mediante las sumas, pues esos números no reflejan para nada cuánto de lo que se propuso se alcanzó en la realidad.
El análisis cualitativo es pues, la manera de comprobar cuánto de lo que hace a través del trabajo de prensa se está convirtiendo en activo de su marca, del nombre de su empresa o de la institución.
Mida su trabajo por los resultados que alcanza en cada una de las variables que lo llevaron a invertir en esta disciplina, esa es una mejor manera de medir.

*gfg es socio fundador de f&a, está en el negocio de las comunicaciones corporativas desde 1983. gfigueroa@fbc.com.pe. Ha sido supervisor creativo de JWT Peruana / director creativo de JWT y Ogilvy Ecuador / Consultor internacional del Johns Hopkins Center for Communication para programas de salud reproductiva en Ecuador, Perú, Bolivia y Nicaragua.

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El poder del empaque




Empaques
que mienten

por gerardo figueroa g*



El poder del empaque en el proceso de selección de marcas y compra es incuestionable y cada vez son más las empresas que habiendo entendido el asunto se esmeran por destacar sus productos y conseguir la preferencia, mediante importantes inversiones en el diseño y considerables esfuerzos en la funcionalidad de sus presentaciones. Detergentes líquidos, mayonesas, cafés solubles, champús y fideos son algunas de las categorías en las que vemos esfuerzos permanentes para que el empaque ofrezca beneficios adicionales al producto en sí y destaque en la góndola. Perfumes es sin duda la categoría que más invierte y que se lleva los laureles.

Sin embargo hay un grupo de inmorales que prefieren el camino fácil y se dedican al plagio. Aprovechando el registro que llevamos en el inconsciente, de colores, palabras y formas de productos de calidad, buscan mimetizarse para que sin darnos cuenta llevemos a casa sus productos, por lo general de inferior calidad, que visualmente confundimos con otro que sabemos es bueno.
Me quemé horrible con el chocolate frío
Esta navidad como todas las anteriores, busqué y creí comprar chocolate Sol del Cuzco. No me di cuenta del error, (¿Debería decir estafa?), hasta que una anoche en medio de un antojo fui a la despensa, abrí el empaque y le di una mordida al supuesto chocolate. De chocolate El Sol del Cuzco lo único que tenía era el empaque rojo, las letras doradas y la palabra Cuzco. El resto era una insoportable masa grasa dulce, color café y sabor a canela.
Solo al ver el empaque con detenimiento me di cuenta del cuento.
Registro de marca, diseño ¿qué debemos cuidar?
Mucho antes del registro de marca, diseños y demás que corren por cuenta del fabricante o prestador del servicio, debemos inculcar primero en nuestros niños y luego en toda la sociedad, el rechazo absoluto a la viveza y la picardía tan festejadas por algunos pero dañinas, nocivas. Deberíamos enseñar e inculcar también la actitud de queja enérgica y rechazo a quienes hacen de esta práctica su manera de competir en un mercado y a quienes comercializan este tipo de productos.
Este es el paso indispensable que debe dar toda sociedad que desee progresar y por ende tener mercados saludables. Sana competencia es honestidad y transparencia y estos son valores humanos antes que sólo cuestiones de mercado. Honestidad y transparencia en el trato al consumidor es el requisito fundamental para el desarrollo de los mercados. Sus beneficios son para todos, desde usuarios y consumidores hasta las marcas y empresas que compiten en cada categoría, incluido el estado.
Permitir este tipo de “ligerezas” -eufemismo que utilizo para no escribir cochinadas- nos afecta a todos. Ojo son empresas formales que acostumbran hacer uso de malas prácticas para ganar en la confusión. Todos debemos cuidar que esto no pase más.
A todos nos interesa que los productos y servicios que compiten por nuestra preferencia sean cada vez mejores. Una forma de conseguirlo es levantando los estándares del consumidor y es el consumidor quien debe cerrar las puertas de su preferencias a quienes den señales de ligereza en el respeto a cosas tan elementales como éstas. Copiar un empaque con miras a confundir al consumidor es una clara muestra de malas prácticas.
Primero como empresarios y luego como consumidores, debemos hacer público nuestro rechazo. Marcas y empresas con conductas similares deben ser marginadas.
Cuide su marca y también su diseño
La que sigue es una de las cientos de miles de formas como se estafa al usuario y consumidor en algunos lugares del mundo. La Llama es una marca de fósforos que construyó su reputación con trabajo y producto de buena calidad en el Perú. Alpaca es una burda imitación que se vende aprovechando el prestigio de la primera lo que el usuario lamentablemente descubre cuando ya es demasiado tarde.





Difícilmente alguien vuelve al punto de venta a reclamar por 25 centavos de dólar, pero de 25 en 25 centavos se hacen fortunas y muchas veces se termina por sacar a un buen producto del mercado.
*gfg es socio fundador de f&a, está en el negocio de las comunicaciones corporativas desde 1983. gfigueroa@fbc.com.pe. Ha sido supervisor creativo de JWT Peruana / director creativo de JWT y Ogilvy Ecuador / Consultor internacional del Johns Hopkins Center for Communication para programas de salud reproductiva en Ecuador, Perú, Bolivia y Nicaragua.

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Política y mercado

Algunas semejanzas
Por gerardo figueroa g*


Es y ha sido parte fundamental de nuestra línea editorial no tocar temas políticos. Hemos tenido que hacer grandes esfuerzos para no traicionar lo que nos proponemos con Pasoblogado, hablar de comunicación para los negocios. Pero desde el momento en que el accionar político de quienes gobiernan y hacen oposición afecta directamente al mercado, me siento con derecho a hablar del tema, en absoluta defensa de mis intereses de mercado, que no son otra cosa que querer un país con mejores ciudadanos, incluidos los políticos. Hablo de gente mejor alimentada, más sana, mejor instruida, con mejor capacidad de discernimiento, más exigente y con una mejor capacidad de consumo por un lado y de profesionales del mejor nivel en cada una de las instancias del gobierno y del sector público por el otro.

¿Política? no gracias paso
Sin embargo, la apatía de muchos, la indiferencia de otros y la desesperación de cientos de miles, hacen que en cada elección, esta peligrosa mezcla de actitudes hacia la política, termine llenando los principales puestos del gobierno y el Estado con los individuos menos adecuados: políticos y mediocres, salvo las 2 ó 3 excepciones que confirman la regla.

Políticos y productos
Los políticos son parecidos a cualquier otro producto o servicio que compite en un mercado. Sin embargo, su proceso de mercadeo es mucho más parecido al de los servicios, pues cuando votamos por un político pagamos/compramos un resultado a futuro, como cuando pagamos/compramos a una administradora de fondos de pensiones o compañía de seguros. La gran diferencia es que cuando nos damos cuenta que la administradora de fondos de pensiones o la compañía de seguros no funciona, las cambiamos y se acabó el asunto; mientras que, a los políticos tenemos que aguantarlos por años pagándoles un sueldo además de los millonarios costos de sus incompetencias.

Electores y consumidores
Los electores son a su vez como cualquier consumidor o usuario: compran con su voto la expectativa del cumplimento de una o más promesas -entendemos el voto como el pago por adelantado por un servicio a futuro-.
Elegimos al que nos parece ser “el mejor candidato” y efectivamente puede que lo sea. Lo que no entendemos todavía la mayoría de sociedades es que el mejor candadito a la presidencia, no siempre es el mejor presidente. El problema es que los electores compran candidatos que son profesionales en prometer y seducir, algo muy distinto a estar capacitado y tener credenciales para desempeñar el cargo al que aspiran. Al dejar el papel de candidatos, la mayoría no están preparados para desempeñar eficientemente el puesto para el que fueron elegidos. Por lo general la responsabilidad les queda tremendamente grande. La historia está llena de ejemplos que me dan la razón.

Votar es comprar
Ahí está pues la explicación de la tremenda frustración que experimentan algunas democracias del planeta. Eligen entre papas cuando lo que necesitan en realidad eran camotes, que ni siquiera estaban a la venta. Mientras sigamos eligiendo solamente entre políticos, seguiremos frustrados e insatisfechos.

El marketing políticoEl marketing político es al país, lo que el marketing de servicios al mercado. Lo malo de esto es que “los profesionales de la política” lo han entendido muy bien y cada cinco años vuelven a la carga, más canosos y más flácidas y es el país el que paga la factura debido a nuestras incapacidad de introducir nuevas opciones de elección.

El presidente de la república,
sus ministros y demás son nuestros empleados
elijámoslos como tales

Esto es algo que hemos olvidado todos sin excepción. Recordarlo ayudaría a mejorar la calidad del trabajo de quienes resulten ganadores de las elecciones. Trabajemos para que la mayoría lo entienda, comparta y difunda.
No contratamos a nuestros empleados por su sonrisa, ni por su facilidad de palabra y menos por sus ideas o promesas. Contratamos a la gente por su experiencia y capacidad para el puesto de trabajo.

A la hora de operar a su hijo de cinco años, usted no quiere al doctorcito de ER de Warner Channel. Lo que usted quiere es un doctor con experiencia comprobada que le garantice que su hijo saldrá vivo de la sala de operaciones. Lo mismo sucede cuando contrata un ingeniero, una secretaria, un chofer o un albañil, poco importa su pinta y su floro. Usted quiere experiencia y paga por ella.

Responsabilidad política
y responsabilidad de mercado
Así como cuidamos que un producto o servicio no desacredite la reputación de toda una categoría con malas prácticas o mala calidad, así debemos cuidar que no lleguen a los puestos públicos personas que puedan desacreditar al sistema.
Hemos creado instituciones para custodiar la Banca, la salud pública y para proteger los derechos del consumidor. Mal que bien hacen su trabajo. Ya que no podemos crear una institución para filtrar a los candidatos, pues no sería democrático, tenemos que hacer nosotros el trabajo.
De aquí en adelante no elijamos al próximo alcalde, congresista o presidente por sus promesas. No nos dejemos convencer por sus cantos de sirena. Exijamos experiencia y capacidad de trabajo, evaluemos y elijamos. Tenemos todo para ser un gran país, sólo nos falta convencer a los mejores que vale la pena trabajar por él.
Esto no es política, es responsabilidad de mercado.
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* gfg es socio fundador de f&a, está en el negocio de las comunicaciones corporativas desde 1983. gfigueroa@fbc.com.pe. Ha sido supervisor creativo de JWT Peruana / director creativo de JWT y Ogilvy Ecuador / Consultor internacional del Johns Hopkins Center for Communication para programas de salud reproductiva en Ecuador, Perú, Bolivia y Nicaragua.