Política y comunicación


El precio
de la desinformación
por gerardo figueroa g*
(artículo publicado en America Economía)

Hace unos años escuché abogar por el beneficio de tener pueblos poco informados. No tengo palabras para describir mi sentimiento en aquel momento, pues además de inadmisible por elementales cuestiones de principios, Chávez ya era quien es ahora Maduro en Venezuela producto de la desinformación y Ecuador acababa de caer en manos de Correa, “presidente” de turno, por los mismos motivos. Los sudamericanos ya teníamos evidencias de sobra del daño que causan la desinformación, miseria e indiferencia cuando se juntan al abrigo del populismo.

La banalización del mensaje
Como lo nuestro es comunicación voy a dejar la crítica a los líderes de lado junto con mi indignación por la indiferencia con la que muchos han vivido de cara a un gran número de compatriotas.

En estricta materia de comunicación en muchos países se ha dejado en manos de la publicidad, buenísima cuando es utilizada con criterio e inteligencia para lo que sirve, casi todo el trabajo de los políticos. Se ha llevado el debate de las plazas públicas a la tanda publicitaria con spots de 30 segundos, sin darse cuenta que es justamente en ese escenario en el que quien menos tiene que decir, es quien más tiene por ganar. Se ha pasado de la necesidad de argumentar las propuestas y convencer con evidencias a paneles en la vía pública en los que una jugadora de básquet, visiblemente alta, pide “tu voto para un congreso de altura” y un individuo al que le falta un brazo proclama “a mí nadie me romperá la mano”. PATÉTICO…

Así las cosas no es de extrañar que quién menos tenga que decir, gane, pues esos son los formatos ideales para las ideas trasnochadas que no soportan ningún análisis, la falta de argumentos y la total ausencia de ética y moral.

El precio de la desinformación
Pueblos desinformados, con amplios sectores marginados de educación de calidad, son presa fácil de promesas que un mínimo de razonamiento y algo de análisis, desbaratarían en segundos.

Información es conocimiento. Conocimientos es poder de crítica y crítica es lo que hacemos cada vez que, sobre la base de la información en nuestro poder, evaluamos y tomamos decisiones.

Ya es demasiado tarde para reclamar estrategias, humildad y un ápice de responsabilidad política, pues quienes se presentaron en las elecciones y perdieron son idénticos a los que los dejaron fuera de la competencia, solo que peores. De haber sido mejores, en fondo y forma, se abrían dado cuenta que el discurso político merece otro escenario y habrían, por lo menos, ensayado otros modelos de comunicación. De haber sido mejores, ante su inminente derrota habrían tenido la entereza de hacerse a un lado poniendo por delante a su país.

¿Podremos aprender algo de esto?
Claro que sí. En materia de comunicación no debemos dejar que temas tan serios como la educación, salud, empleo, impuestos, inversiones, jubilación, constitución, leyes y otros se banalicen con un jingle en radio o televisión.

Dejémosle a la publicidad y al marketing el trabajo de recordarnos conceptos, ideas y propuestas, pero no permitamos que esa sea la única la manera que usen para “explicar” sus ofertas quienes pretenden gobernar.


*gfg fundador de figueroa & asociados.  está en el negocio de las comunicaciones corporativas desde 1983.gfigueroa@fbc.com.pe. Ha sido supervisor creativo de JWT Peruana / director creativo de JWT y Ogilvy en Ecuador / Consultor internacional del Johns Hopkins Center for Communication para programas de salud reproductiva en Ecuador, Perú, Bolivia y Nicaragua. Catedrático de comunicación y medios en la escuela de Post Grado de la Universidad San Ignacio de Loyola. Expositor invitado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Universidad de Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú, Universidad de Piura, Universidad San Martin de Porres e IPAE.

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